Fue creado por el empresario y abogado de Chicago Jay A. Pritzker en el año 1979 y ha llegado a cuarentón con una salud de hierro y una vitalidad y prestigio que lo hace acreedor de ser conocido como el “Nobel de la arquitectura”. Es el premio Pritzker, que cada año otorga la Fundación Hyatt para reconocer a un arquitecto en vida cuya obra ha dejado impronta, uno de los aspectos que caracterizan al más importante de los galardones que se otorgan en una disciplina que suma construcción y arte. Es el premio que mejor aúna prestigio y popularidad. El mecenas que inspiró e institucionalizó el galardón fue el creador de la cadena hotelera Hyatt en 1957, junto con su hermano Donald Pritzker. Y es la Fundación Hyatt la que patrocina y concede el premio anual.
Hay distinciones que honran a quien las recibe y también galardonados que ponen en valor el premio. La nómina de arquitectos que se han hecho acreedores del Pritzker evidencia que en este caso las dos partes se retroalimentan. Frank Ghery (1989), Rafael Moneo (1996), Renzo Piano (1998), Norman Foster (1999) o Jean Nouvel (2008), son solo algunos de los arquitectos que conforman el palmarés del Pritzker.
A través de este galardón, la Fundación Hyat “honra a un arquitecto o arquitectos vivos cuya obra construida demuestra una combinación de las cualidades de talento, visión y compromiso, la cual ha producido contribuciones significativas a la humanidad y al entorno a través del arte de la arquitectura”. Es la declaración de principios que constituye las bases del premio. Un galardón que es otorgado por un jurado de entre cinco y nueve profesionales, algunos relacionados con la arquitectura, y por un espacio limitado de tiempo. De esta forma, al tener carácter rotatorio, se pretende garantizar un cierto equilibrio entre perspectivas sobre la arquitectura y el arte. Así se evita consolidar una línea de criterio que excluya determinadas corrientes arquitectónicas. Los Nobel, por contra, son otorgados por un jurado de la academia sueca de ciencias o de lengua conformado por integrantes de carácter vitalicio.
Jurado de los Premios Pritzker (pritzkerprize.com)
El premio Pritzker ha compaginado el reconocimiento a autoridades mundiales en materia arquitectónica con una permanente atención a las corrientes en boga en cada momento. Y en todos los casos se ha querido poner en valor “la demostración de un alto nivel de creatividad en el diseño de las obras que, además, deben ser funcionales y acreditar una buena calidad en la construcción”.
En este “Nobel de la arquitectura” han tenido cabida para ser reconocidos arquitectos mediáticos como Foster o Ghery, junto a despachos absolutamente anónimos para el gran público como el catalán RCR, pero en todos los casos está fuera de cualquier duda que para hacerse acreedor de este galardón hay que dejar huella en una obra que ha de formar parte del paraninfo de la excelencia.
