Peris + Toral Arquitectes fue fundado en 2005 por Marta Peris y José Manuel Toral, arquitectos titulados por la ETSAB. En sus diecisiete años de ejercicio profesional, su trabajo ha sido reconocido con distintos galardones. El Premio CATALUNYA CONSTRUCCIÓ 2021, Premio AJAC Joves Arquitectes 2011, Finalista Premio FAD 2009, Finalista Premio Salonid’Arquitectura 2009, Mención Premio Construmat 2015, Premio COAVN y Premio UIA 96, entre otros.
De todos sus trabajos, destaca el proyecto de viviendas sociales en Cornellà. Consiguió múltiples galardones, entre ellos el premio Mapei a la Arquitectura Sostenible 2021, por su solución habitacional adaptable y flexible y su calidad arquitectónica. También resultó ser una de las obras premiadas dentro del marco de los Premios Arquitectura Española 2021 de la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo organizados por la CSCAE. Obtuvo el Premio Europeo di Architettura MATILDE BAFFA UGO RIVOLTA.
En la actualidad, este estudio de arquitectura, con sede en Barcelona, trabaja en diferentes proyectos, tanto de vivienda como de espacio público, e imparten docencia en la Escuela de Arquitectura de Barcelona ETSAB y en el IED. En The Decorative Surfaces, repasamos su trayectoria, su visión y su forma de entender la vivienda.
Tenéis un gran compromiso con los proyectos de viviendas sociales, ¿es vuestra vocación fundamental?
Sí, el habitar es el eje central de la investigación que se hace en nuestro despacho. A nuestro entender, la vivienda promovida por la Administración debe ser ejemplar. Debe liderar y marcar el camino hacia el que debe dirigirse la vivienda, comprender cuáles son las problemáticas y necesidades de la sociedad, más allá del mercado inmobiliario. Tratamos de acceder a encargos a través de concursos públicos donde las propias bases de los concursos de algunas Administraciones plantean retos sociales y medioambientales que fomentan la investigación sobre el habitar.
¿Cuáles son los puntos clave en los que se basan vuestros proyectos de vivienda social?
El despacho intenta investigar sobre nuevas maneras de habitar con tipologías que se ajusten mejor a las necesidades del siglo XXI, pero también se preocupa de hacerlo con nuevas maneras de construir que sean capaces de responder al contexto de emergencia energética y climática en el que estamos.
¿Cuál ha sido el mayor aprendizaje que habéis desarrollado a lo largo de vuestra trayectoria?
En el despacho, la investigación es uno de los ejes principales, y cuesta mucho convencer a los clientes y al resto de agentes de asumir el riesgo que supone. Si algo hemos aprendido es que, cuando alguien confía en ti y asume este riesgo, no se puede fallar. Por esa razón, pedimos a todos nuestros colaboradores que analicen las innovaciones con una mirada crítica y si hay algo que entre todos no vemos claro, sabemos que no hay que hacerlo y renunciamos por responsabilidad. El fracaso de una innovación dificulta el progreso colectivo.
Los espacios compartidos que desarrolláis en vuestros proyectos de vivienda, es un tema que nos interesa mucho, ¿podéis hablarnos un poco más de este concepto?
Compartir a distintas escalas dentro del edificio constituye para nosotros un modelo de sostenibilidad social no solo porque optimiza recursos y costes, sino porque fomenta las relaciones humanas fuera de la unidad familiar. Reducir es para nosotros la estrategia más importante para ser sostenible y, por ejemplo, en el caso de una cocina compartida, se reduce el impacto ambiental con menos electrodomésticos y residuos de aparatos eléctricos y electrónicos por habitante, a la vez que la interacción entre habitantes puede mitigar la soledad, esa otra pandemia que acecha nuestra sociedad, invisibilizada en el interior doméstico. Nosotros entendemos la sostenibilidad de manera integral y nos interesan todas aquellas estrategias que nos aporten a la vez sostenibilidad social, ambiental y económica.
¿Cuál es vuestra perspectiva sobre los espacios compartidos dentro de nuestra cultura?
A excepción de las cooperativas, no hay mucha tradición de compartir espacios en nuestra cultura. Como siempre, cualquier oportunidad puede ser también un conflicto, pues muchas veces lo que es de todos, no es de nadie. Hay que conseguir que la gente no comparta un problema sino un sueño. La clave está en conseguir que para el usuario compartir no sea un peaje sino una oportunidad. Para ello será clave su ubicación estratégica dentro del edificio, tanto para implementar sistemas pasivos, mediante espacios bioclimáticos a escala colectiva que reducen la demanda energética, como para aumentar la interacción entre habitantes con la oportunidad de lograr sinergias entre ellos.
En esta línea, ¿qué cambios están por venir en las formas de habitar de la sociedad?
Compartir más cambiará mucho la forma de habitar, nuestras viviendas pasarán a tener menos espacios privativos y más compartidos. De hecho, se va a compartir a diferentes escalas y la vivienda pasará a estar dispersa en el edificio. También creemos que habrá una re-naturalización en los edificios que mejorará los espacios intermedios, generando atmósferas que nos reconecten con la naturaleza. Por otro lado, las nuevas tecnologías tendrán un impacto sobre el habitar. Pues con la incorporación de la realidad aumentada y realidades mixtas, elementos reales y virtuales interaccionarán en tiempo real y en tres dimensiones. Integrándose así, en el entorno real, superponiendo una capa de información digital que reconfigurará el espacio inmediato y afectará a nuestra manera de habitar: desde cambiar nuestra idea de intimidad, hasta cambiar la manera de apropiarse del espacio.
El uso de la madera ha sido fundamental en alguno de vuestros proyectos, ¿cuál es vuestra opinión después de haber trabajado con este material?
El uso de la madera en el proyecto de Cornellà sale de una decisión tipológica. El proyecto propone una matriz de habitaciones comunicantes, todas iguales de 360x360cm. Este tamaño de habitación era el ideal para una estructura de madera. Pero lo interesante es que al igualar las habitaciones conseguimos una vivienda sin jerarquía que responde mejor a los nuevos tipos de familias. Además, el hecho de tener habitaciones iguales te permite intercambiar los usos, dándole flexibilidad a la vivienda. Respecto a la madera, creemos que será el material del futuro en la arquitectura. Es cierto que ahora tiene unos costes superiores a otros sistemas constructivos, pero en unos años, cuando el coste ambiental se repercuta en los materiales, esto se equiparará o incluso mejorará.
Las obras de José Manuel Toral y Marta Peris, han sido publicadas en libros y revistas especializadas, tanto nacionales como internacionales, y expuestas en UIA Tokyo 2011, en París 2009 y Bienal de Venecia 2000. Además, sus trabajos se basan en una continua investigación en los ámbitos de la vivienda pública colectiva y el espacio urbano, situando bajo al individuo como centro de la acción y al arquitecto como agente social.
