¿’Made in Taiwan’ o ‘Made by Taiwan’? Quizás esta dicotomía de partida sirva para entender mejor la filosofía acogedora de Taipéi como Capital Mundial del Diseño en 2016. Un hito que significó para la capital de Taiwán una aspiración más allá del consabido escaparate de ensamblaje internacional de productos de tecnología. Sino más bien como estado que concibe el proceso productivo como un todo, que abarca desde el origen hasta la producción final: desde la concepción creativa hasta la praxis del talento; desde la innovación hasta la funcionalidad hecha realidad.
El diseño como elemento funcional al servicio de la ciudadanía. Intervenciones que se adaptan a las necesidades de una urbe en movimiento desde un ‘pensamiento sobre el diseño’(sic). Pero, ¿cómo podría ponerse en práctica de forma compartida y en clave internacional un ‘pensamiento sobre el diseño’ que ahondara en la filosofía de progresar hacia objetivos y direcciones cambiantes, acorde a la evolución de la propia sociedad taiwanesa y de la percepción global que reposa sobre su fama? Así fue como la capital de Taiwán afrontó la capitalidad mundial del diseño en aquel 2016. Con el reto de descubrir los caminos hacia un tipo de diseño en movimiento que, según el propio comité organizador de la cita, basaba su perfección en “cambiar las imperfecciones existentes”.
Lo que Taipéi consiguió, a buen seguro, durante aquel periodo fue integrar el diseño en la vida. Tanto de sus vecinos como de los visitantes de la ciudad. Y lo hizo al grito de “¡mundo, estamos diseñando!”. Más allá de marcas archiconocidas del ámbito tecnológico, como Asus, o del radiofónico, como Sangean, la ciudad buscó abrir el talento a otras disciplinas. Sobre todo, a la intervención desde lo social a lo funcional. Y lo hizo posible.
“Pequeñas chispas de experimentación”
Un 2016 que quedó en la retina de los taiwaneses por esa metamorfosis, efímera y permanente, que significó para la urbe. Como ciudad adaptable, combinó con grandes eventos. Y, según definió la propia organización, con “pequeñas chispas de experimentación” o experiencias creativas en “lugares formales e informales, como cafeterías, estaciones de metro o cualquier esquina de la calle, convirtiendo la ciudad en un jardín de diseño. para el deleite de visitantes y residentes por igual”.
Taipéi 101: el rascacielos ecológico más alto del mundo
Como testigo del fluir de la ciudad durante la celebración de la capitalidad, el rey de su skyline: el Taipéi 101. El edificio más emblemático de las postales de la isla. Con sus 508 metros de altura, ocupó el honor de ser el rascacielos más alto del mundo entre 2004 y 2010. Algo que pasó a la historia en el año de la cita mundial con el diseño. Año en el que quedó relegado al puesto número 10 en el ranking de edificios más cercanos al cielo. Según el simbolismo del axis mundi, en este punto la tierra se une con el firmamento.
Con todo, mantiene el honor de ser el rascacielos ecológico más alto del mundo. El arquitecto responsable de su diseño, el taiwanés Chu-Yuan Lee, lo planteó con forma de pagoda para que pudiera soportar terremotos de hasta 7 grados en la escala de Richter y vientos de más de 450 km/h. Para lo cual, según Epdp, “diseñó la absorción de movimiento de masas en su estructura mediante un amortiguador de masa formado por una gigante bola dorada de acero de 680 toneladas de peso compuesta de planchas metálicas en el piso 92 que se suspende sobre tensores desde su parte alta y en su base sujeta con bombas hidráulicas, siendo el más grande y pesado a nivel mundial”.
El ‘Centro Creativo de Taipéi’
La estructura del Taipéi 101 fue, por tanto, reclamo publicitario en sí mismo para la cita. Aunque el programa de la capitalidad incluyó otros puntos de la ciudad para el desarrollo de las actividades relacionadas con el diseño industrial. Así, uno de los enclaves de referencia para el desarrollo del talento, tanto local como foráneo, fue el . Posicionado durante 2016 como el “Centro Creativo de Taipéi’.
Mediante cinco estrategias diferenciadas –Laboratorio creativo, Unión creativa, Escuela creativa, Muestra creativa y Centro creativo-, el comité organizador incluyó a lo largo de todo el año las acciones fundamentales en este punto de la ciudad. Las actividades en cada área incluyeron diversos formatos: desde rodajes de películas, exposiciones duraderas o breves, entregas de premios, simposios, seminarios o desfiles de moda. Según el propio comité organizador,“el sitio se transformó gradualmente en el nuevo destino para la industria cultural y creativa de Taipéi y también en una nueva referencia creativa con un enfoque internacional”.
Puentes sobre el río Tamsui
La última parada que realiza The Decorative Surfaces sobre la que fue capital mundial del diseño en 2016 se centra en sus puentes. La fisionomía de la ciudad favorece que este capítulo sea tan llamativo. De hecho, los puentes forman parte de la vida cotidiana de los taipeianos.
En la zona del Nuevo Taipéi, al norte de la capital, se localiza el Puente de los Enamorados. Coincidente con el muelle de los pescadores. La combinación entre las artes tradicionales, el colorido de las embarcaciones y el modernismo racional de una intervención necesaria para conectar ambas márgenes del río Tamsui en este punto alejado del centro de la capital, ya lo han convertido en uno de los más afamados. Si atendemos a los contenidos audiovisuales que encontramos en redes sociales como Instagram o Pinterest.
Aunque, para puente emblemático, el proyecto Danijang. Diseñado de forma conjunta por los estudios de Andrä&Partner y de ZadaHadid. Su singularidad estriba en ser el primer diseño de puente asimétrico con una sola torre estructural. Con el objetivo de minimizar la presencia de elementos en el lecho del río. De acuerdo con los programas de protección de los ecosistemas del estuario del Tamsui que tanto preocupan a las autoridades locales desde que se decidió la recuperación sostenible del entorno para la sociedad taiwanesa.