El valor otorgado a las fachadas radica en la importancia que el ser humano, a nivel visual, entiende el edificio. La fachada cuenta una historia estructural, instalándose como la piel que envuelve. Además, proporciona un lenguaje funcional de lo que es el proyecto arquitectónico.
No hay que entender las fachadas desde la pureza de la técnica. Los paramentos exteriores ayudan a establecer sinergias entre la composición formal y el volumen. A través de ellas, son expresados los principales conceptos del edificio. Tal estructura debe responder a la funcionalidad dada, además de adaptarse al entorno en el que se sitia.
De esta manera las fachadas se interponen entre la ciudadanía. Además, dan a entender una versión arquitectónica de la realidad, a través de la estética y función del propio proyecto. Podrían ser supuestas como el elemento que determina la identidad del edificio. Por ejemplo, la parte visible, lo que se deduce, aquello que se percibe desde el exterior mediante formas, proporciones y materiales.
En The Decorative Surfaces, nos sumergimos en esta expresión arquitectónica a través de tres singulares proyectos que tienen un carácter propio. Tres estructuras que entrelazan lo práctico con lo estético, capacitándolas de un poder de transmisión conceptual dentro de su contexto.
Pieles tecnológicas a través del material.
La elección del material de revestimiento, determina en gran parte el resultado estético. Además, aplicando materiales ligeros, las posibilidades morfológicas se extienden hacia lo creativo. . Un ejemplo es el caso de Zorlu Center, explorado anteriormente. Este singular edificio se sitúa en Turquía. Su estética determina que amplía el espectro de lo proyectado y ofrece una solución funcional adaptada al medio.
Las ventanas de la fachada están compuestas por vidrio y, la estructura, por mármol tecnológico de de COMPAC. Su resistencia y sostenibilidad, ofrecen una solución idónea en exteriores. Todo ello, unido a la versatilidad del acristalamiento, que otorga un aura impresionante a este proyecto.
Una fachada ligera con una identidad propia a través del poliedro.
En el País Vasco se encuentra en la confluencia entre dos vías principales del ensanche trazado en el año 1862. Se trata de un edificio público que impone visualmente a través de su fachada. La Sede de Sanidad del Gobierno Vasco se ubica en Bilbao (España). Es un proyecto realizado por el estudio Coll-Barreu Arquitectos en 2008.
Esta estructura supone un enorme ejemplo de la identidad del propio edificio. A través de su fachada ligera construida en vidrio, se proyecta una emoción visual sorprendente y mágica. El vidrio proporciona una sensación liviana a quien observa. Y, además, conecta de modo sublime con el espacio en el que se encuentra ubicado. Se crea un cruce que forma un chaflán. El edificio cambia cada día, desde cada punto de vista, con cada cambio de luz o movimiento. Y, también, de qué o quién se refleja en su fachada.
Los arquitectos encargados del proyecto mencionan que es un edificio que se pliega ante la ciudadanía de un modo estético, pero también técnico. A nivel estético, existe una verdadera conversación entre el transeúnte y el edificio a través del reflejo. A nivel técnico, la doble piel de vidrio otorga grandiosos beneficios climáticos y energéticos.
De tal modo, esta fachada seduce a quien la observa, abraza a la ciudad y muestra el desarrollo hacia la sostenibilidad. Un desarrollo que es de suma importancia, más aún desde la propiedad del edificio de carácter púbico.
Una fachada energéticamente vibrante a través del píxel.
Resulta evidente que la proyección de edificios sostenibles con el medio ambiente, es una práctica común en la construcción contemporánea. Si embargo, más allá de la calidad con la que técnicamente se trate a la naturaleza, existen factores estéticos que atraen, mueven y crean conciencia. Un ejemplo de ello se muestra en el Edificio Pixel, una construcción sostenible y eficiente energéticamente ubicada en Melbourne, Australia.
Proyectada por estudio505 en 2010, esta estructura es pura inspiración que emana desde el exterior a través de su cerramiento. Su fachada es, en sus cuatro lados, una comunicación constante mediante la seducción cromática de los elementos que la componen.
A través del pixel, del elemento más básico en la configuración de la imagen, se establece una poderosa sinergia con su alrededor. Además, se considera el primer edificio del país con cero emisiones de dióxido de carbono. Tiene la capacidad de generar su propia energía, además de reutilizar el agua procedente de la lluvia.
A nivel estético y visual, lo más destacado es el enorme cromatismo que compone una fachada mediante el panel realizado en vidrio. Este hecho permite generar una ventilación natural. Además, se generan luces y sombras que a nivel práctico son muy interesantes. Las luces y sombras, a nivel conceptual, resultan pura magia arquitectónica.
Llamativos y sugerentes, estos tres proyectos destacan principalmente por su compromiso con la naturaleza, con el futuro y en definitiva, con la propia vida.