Visión y enfoque del proyecto
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El concepto de «tercer cuidador» es central en el diseño del Centro de Primera Acogida para Mujeres sin Hogar. ¿Podrían profundizar en cómo este concepto influyó en las decisiones arquitectónicas y de diseño desde el inicio del proyecto?
Hasta hace poco, los refugios para personas sin hogar todavía se consideraban instalaciones de emergencia para dar una respuesta urgente a las necesidades básicas del mayor número posible de residentes. Hoy en día, existe una nueva perspectiva sobre el cuidado. Busca un enfoque más personalizado que permita a las personas reconstruir y desarrollar una vida autónoma en sociedad.
De esta manera, el edificio redefine el concepto de instalaciones públicas de emergencia. Así, se aleja de los tradicionales refugios para personas sin hogar. Funciona como un ‘tercer cuidador’, ofreciendo espacios dignos y saludables que buscan generar un ambiente seguro de bienestar y confort. Y, garantizando la privacidad de sus usuarios y acompaña a cada residente, de manera individual, hacia diversos recursos sociales, laborales, educativos y médicos.
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La conexión con el entorno social y natural parece ser un pilar fundamental en este proyecto. ¿Cómo lograron integrar estos elementos de manera que las usuarias sientan una verdadera pertenencia al espacio y a su entorno?
El edificio se concibe como un único elemento. Un prisma rectangular de unos 60 m de largo y 16 m de ancho. Con una altura máxima de 9 m subdividido en tres plantas. Sin embargo, el volumen se vacía en ciertos puntos para generar logias, terrazas y otros espacios exteriores que se abren al jardín y crean un edificio extrovertido. Un edificio que mira desde adentro hacia afuera. Estos vaciados son espacios intermedios con escala humana, pero sin un uso específico que facilitan la socialización. También, se convierten en la variedad espacial de la propuesta.
El espacio exterior del edificio también se concibe como una extensión del interior. Con zonas exteriores accesibles a todos los usuarios del centro. Estos espacios exteriores se conciben como lugares para conectar con la naturaleza. Lugares para realizar actividades de ocio o simplemente descansar tranquilamente bajo un árbol. Ofreciendo así, un ambiente sereno que mejora la experiencia general de los habitantes del centro.
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El jurado destacó la «honestidad de concepción, proyectual y de materiales» en su proyecto. ¿Cómo se refleja esta honestidad en la elección de materiales y en la configuración de los espacios?
A lo largo del proceso del proyecto, el objetivo ha sido maximizar la sensación de hogar y alejarse de la apariencia de un centro asistencial. Todo ello, fomentando la conexión con el entorno social y natural y la socialización de sus usuarios a través de la calidez y tranquilidad de los materiales interiores y la selección del mobiliario y la iluminación de los espacios.
Arquitectura y materiales
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La elección de la madera como material principal no solo tiene un impacto estético, sino también medioambiental. ¿Qué desafíos y oportunidades encontraron al trabajar con madera en un proyecto de estas características?
En los últimos años, el auge de la prefabricación de edificios de madera y la creciente conciencia ecológica han llevado a este sistema constructivo a posicionarse como una de las principales opciones en nuestro país gracias a sus numerosas ventajas frente a otros sistemas constructivos. Especialmente, cuando se trata de proyectos con altos criterios ecológicos y de eficiencia.
Aparte de las ventajas medioambientales del uso de la madera para el sistema constructivo, el proyecto opta por este material por varios motivos. Por un lado, la parcela está rodeada de colegios, y las obras debían convivir con el funcionamiento del centro existente, por lo que la construcción en madera mediante sistemas y soluciones industriales permitió reducir los tiempos de construcción y minimizar el ruido en la obra para disminuir su impacto. Por otro lado, el requisito del programa de una capacidad de 100 camas define una distribución clara y modulada con luces de 3,4 m, óptima para un sistema prefabricado de paneles de madera CLT. Y, la madera vista, tratada con barniz ignífugo al agua, con su calidez y propiedades higroscópicas, da una sensación de domesticidad y confort, uno de los principales objetivos del proyecto, evitando la imagen fría de un centro de asistencia social.
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Uno de los objetivos del proyecto fue alejarse del aspecto de un equipamiento asistencial y maximizar la sensación de hogar. ¿Qué estrategias específicas emplearon para lograr esta atmósfera doméstica y acogedora?
A lo largo del proceso de diseño el proyecto ha perseguido tres objetivos básicos. Por un lado, generar un espacio seguro, un refugio aislado de la ciudad que garantice la privacidad de los usuarios, con un jardín perimetral que actúe como filtro. Por otro, crear espacios de socialización mediante el diseño de porches, logias, terrazas y áreas de reunión para fomentar la interacción entre los residentes, quienes pueden usar estos espacios intermedios cuando lo deseen. Y, por último, maximizar la sensación de hogar y evitar la apariencia de un centro de atención social gracias a la escala doméstica de los espacios y a la calidez y tranquilidad de los materiales interiores y la selección del mobiliario y la iluminación de los espacios.
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El edificio busca ofrecer un ambiente seguro y de bienestar que garantice la privacidad de las usuarias. ¿Cómo abordaron la dualidad entre la necesidad de privacidad y la promoción de la socialización en el diseño de los espacios?
El centro tiene como objetivo principal convertirse en un refugio aislado de la ciudad que garantice la privacidad de sus usuarias. Y, que con el tiempo (hasta 9 meses) y a través de la cicatrización de heridas y estrés psicológico, las usuarias comiencen a sentirse más integradas en la ciudad y más cerca de lograr la reinserción social y laboral. Para conseguir tal fin, el edificio dispone de áreas intermedias de apropiación. Áreas que brindan a los residentes áreas adicionales para la relajación y la socialización. Así también, como espacios de mayor dimensión para la realización de actividades organizadas por el centro. Actividades para fomentar la interacción entre las residentes. Además, la transparencia de la planta baja aborda las preocupaciones de seguridad al tiempo que involucra visualmente a la comunidad con el área. Al final, el edificio ya no es una institución independiente, es orgánico para la ciudad.
Sostenibilidad e impacto social
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El enfoque sostenible del proyecto, especialmente en cuanto a la reducción de la huella de carbono, es admirable. ¿Podrían compartir cómo encontraron el equilibrio entre la sostenibilidad y las necesidades funcionales y emocionales de las usuarias?
El equilibrio entre la sostenibilidad y las necesidades funcionales y emocionales de las usuarias lo hemos encontrado en el uso correcto de la madera. Tanto para el sistema constructivo como para el acabado visto interior. Además de los beneficios medioambientales del uso de la madera, el diseño de la instalación se ha basado en criterios de sostenibilidad. Criterios que van más allá de la eficiencia energética durante la fase operativa y abordan el impacto ambiental del edificio a lo largo de su ciclo de vida. En primer lugar, la filosofía adoptada fue reducir la demanda de energía por encima de cualquier otra consideración. Así, gracias a una serie de estrategias pasivas, entre las que destacan un excelente aislamiento, en parte gracias a la madera, y toldos regulables que se regulan automáticamente en función de la temperatura y la incidencia solar, hemos diseñado un edificio de consumo de energía casi nulo con certificación BREEAM.
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Este proyecto redefine el concepto de equipamiento público de emergencia. ¿De qué manera creen que su enfoque puede influir en futuros proyectos de equipamientos similares en el ámbito de la arquitectura social?
A pesar de que se trata de un equipamiento social público financiado al 100% por instituciones públicas, el principal reto del proyecto ha sido diseñar una arquitectura que pueda transformar la problemática social de las personas sin hogar a través de espacios y atmósferas capaces de cambiar la forma de vida de sus habitantes. También, que elimine las diferencias entre un proyecto social y una arquitectura de alta gama.
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Recibieron el «Premio Profesión: Valores profesionales y éticos» por este proyecto. ¿Cómo integran estos valores éticos y de responsabilidad social en su práctica arquitectónica diaria, más allá de este proyecto en particular?
En la gran mayoría de proyectos que trabajamos el cliente es siempre un organismo público el cual comparte desde un inicio una preocupación por el componente social. De este modo, ya sean viviendas, escuelas u otro tipo de equipamientos, nuestro objetivo principal nunca ha sido comercial. En este sentido, los principales beneficiarios del proyecto son en todo momento los ciudadanos o trabajadores públicos.
Impacto en la comunidad y el futuro del estudio
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¿Qué feedback han recibido de las usuarias del centro o de la comunidad local desde la inauguración del proyecto? ¿Cómo este feedback ha influido en su perspectiva sobre la función social de la arquitectura?
A pesar de no poder tener un feedback real del usuario/a, desde el propio centro han puesto en valor el uso que hacen las usuarias de los espacios intermedios interiores y exteriores de apropiación. Ponen en valor, en comparación con el anterior centro, el hecho de disponer de estos porches, logias, terrazas y áreas de reunión que brindan a los residentes áreas adicionales para la socialización y la relajación, fomentando así la interacción entre los residentes.
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¿En qué otros proyectos están trabajando actualmente que sigan esta línea de compromiso social y sostenibilidad? ¿Cómo ven la evolución de Vivas Arquitectos en los próximos años en relación con estos valores?
Actualmente estamos trabajando en un par de proyectos que tienen un enfoque muy parecido al Centro de Primera Acogida para Mujeres sin Hogar. Por un lado, tenemos la Unidad integrada de atención a los niños y adolescentes víctimas de abusos sexuales (Barnahus) en Manresa. En este centro, se pone a la víctima de abusos sexuales en el centro, trabajando en un único espacio todos los servicios de atención que necesita y minimizando la experiencia traumática de revivir la agresión.
Por otro lado, estamos trabajando en un nuevo edificio en Barcelona con Alojamientos de Proximidad Provisionales (APROP) para familias monomarentales. Estos, se basan en una estrategia que responde de forma ágil, urgente y pragmática a situaciones de emergencia por la carencia de vivienda. Proveyendo, así, de un alojamiento provisional y atención socioeducativa a personas y familias en riesgo de exclusión social y atendidas por los servicios sociales mientras estas no tienen vivienda de salida de carácter estable.
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Por último, ¿qué consejo les darían a otros arquitectos que buscan incorporar un enfoque más humanista y sostenible en sus propios proyectos?
Uno de los principales retos en este tipo de proyectos es adoptar una visión integral que contemple el impacto ambiental, social y económico de cada decisión. Lo que implica una responsabilidad ética en todas las fases del proyecto. Desde los materiales hasta el diseño final, en beneficio del entorno y la comunidad. Además, es esencial encontrar un equilibrio entre tecnología y los principios de la arquitectura tradicional, que optimizaba recursos locales y minimizaba el impacto ambiental. La actitud hacia los materiales también es fundamental. En este caso hemos intentado priorizar la reducción en su uso y simplificar los sistemas constructivos para alcanzar un diseño eficiente y de bajo impacto.