Resulta evidente la necesidad de las estructuras comerciales por establecer una relación directa con el concepto del producto ofrecido. De tal modo, el acompañamiento del diseño arquitectónico del espacio interior se torna significante en forma, capaz de ofrecer conceptos diferentes que invitan a la experiencia en el proceso de entendimiento de lo adquirido.
Una maravillosa muestra experimental es la chocolatería BbyB Ginza en Tokio. En ella, a través de lo estético, el estudio Nendo, alcanza la delicadeza sensorial, dando protagonismo a un solo producto: el chocolate. Y es que Nendo se caracteriza por sus diseños sencillos pero rompedores, provocando siempre el efecto sorpresa. Un enfoque que le ha llevado a la cima en el diseño internacional.
Pero, ¿es posible transmitir una emoción a través del diseño del espacio?
En The Decorative Surfaces descubrimos la morfología y materiales que ayudan a que la chocolatería BbyB Ginza en Tokio sea un proyecto experimental y sensorial. El modo en el que la arquitectura del propio espacio recoge el sentido más innato y especial del ser humano que invita a la nostalgia y la conexión: los olores.
La discreción a través de la ausencia
BbyB Ginza es un espacio especialmente interesante en cuanto a la composición y estructura del mismo. Con la modulación del propio producto se establece una relación en bloques con lo arquitectónico. Una sutil y discreta fachada es la entrada a un espacio de menos de 50m2 estructurado en tres tramos divididos por puertas de vidrio. La ausencia de ornamentos y el monocromatismo devuelven al observador el entendimiento del protagonismo del producto, además de la filosofía delicatessen. Lo armónico del cristal se combina con una cartelería discreta y luminosidad tenue que permite situar el local lejos de la contaminación visual del entorno.
Volúmenes dinámicos como proyección de la elegancia.
El juego a través de los volúmenes que se ofrece desde la fachada con la tenuidad, combina y contrasta con la pulcritud del blanco en la antesala. De tal modo, la expectación asegura el acceso del transeúnte. En el interior, este segundo módulo se resuelve a través del blanco más puro y elegante.
Aportando luz, la magia del metacrilato como expositor, confirma el excelso protagonismo mediante el packaging. Los materiales empleados en la parte central del segundo módulo, consiguen presentar el producto de un modo muy acertado. Los clientes deslizan los cubos a modo de cajoneras, del mismo modo que se desliza en las propias dimensiones de los envases.
Tras esta antesala, el contraste de volúmenes vuelve a presentarse a través de otro acceso de vidrio donde lo tenue envuelve el significado. Este tercer módulo, oscuro y tranquilo, es el resultado del disfrute y del placer. El espacio está dedicado a la experiencia del producto a través de la degustación.
La pureza de los materiales
Y toda la resolución y entendimiento del espacio, tiene un sentido conceptual que se resuelve a través de la pureza de los materiales empleados. El máximo contraste modular está presente en la parte central del espacio. Aquí la magia que aporta la luminosidad del blanco genera una sensación de éxtasis envuelta en una expectación de la tenuidad de la fachada.
De tal modo, la atmósfera del producto es resuelta con el empleo de materiales como el metacrilato. No obstante, el mármol es el material que ofrece realmente la resolución del papel principal. A través de un suelo en Mármol de Carrara Blanco, se transmite la enorme pureza y limpieza, aportando la amplitud merecedora de un espacio estrecho. Este mármol no genera ruido, sino que potencia pues, su enorme calidad y distinción, que son la respuesta perfecta para esta simbiosis.
Es de este modo como el acompañamiento del diseño arquitectónico del espacio interior se torna el significante en forma.