Hoy se sienta con The Decorative Surfaces, Cristian Axl Valdés desde Talca, Chile. En 2008 fundó su propio estudio de arquitectura Mutarestudio donde desarrolla proyectos desde su proceso de diseño hasta su construcción. Su gran trabajo ha sido alabado y publicado de diversas revistas internacionales de Alemania, Croacia, Rumania, Holanda, Argentina, etc. Además, ha sido exhibido en la XVIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile y en la exposición “Arquitectura de Autor”.
¿Cómo descubriste que la arquitectura era tu vocación?
Generalmente los arquitectos dan tres tipos de respuestas a esta pregunta. Son arquitectos porque uno de sus padres lo era, lo son porque cumplían el cliché de ser buenos para dibujar y las matemáticas, o se metieron a esto sin tener mucha idea de que se trataba, casi por descarte. Siempre me ha costado arrimarme a una de estas alternativas, ya que siempre quise ser arquitecto sin conocer a nadie dentro de la disciplina y, aunque era bueno para dibujar y las matemáticas, no era ninguna maravilla. Por una extraña razón, desde muy pequeño dibujaba plantas en un cuaderno cuadriculado, siempre casas y siempre de un piso. Uno dibuja aquello que conoce y eso era lo que yo conocía, casas de un piso. Pero no sabía nada de lo que hacen los arquitectos más allá de saber que hacen edificios. Hasta ahí llegaba mi conocimiento, muy limitado pero lo suficiente para aventurarme en esto.
Fuisteis seleccionados entre las 14 oficinas latinoamericanas emergentes para ser parte de la Bienal de Arquitectura Latinoamericana 2019 a realizarse en España, ¿Qué dirías que os diferencia del resto de oficinas no seleccionadas?
Difícil pregunta. Durante esa experiencia fue interesante darse cuenta de la diversidad de maneras de trabajar de cada una de los arquitectos presentes. Uno rara vez es lo suficientemente consciente de lo que hace, por lo que cuesta analizar su propia obra. Probablemente la manera de responder sería recordar lo que me señaló uno de los organizadores de la BAL una vez finalizada mi presentación. Se acercó para felicitarme y expuso que mi obra parecía “hecha con las manos”. Puede parecer una obviedad, toda obra es hecha con las manos, pero interpreto aquello como que esta posee una cualidad material que da cuenta del problema físico de la arquitectura, es decir, no es una obra pensada en abstracto o en papel, sino que la condición material del espacio está siempre presente.
¿Cuáles son tus herramientas de trabajo indispensables?
Un lápiz y una hoja en blanco. Eso es lo básico para diseñar. Desde ahí uno va verificando aquello imaginado utilizando modelos físicos y virtuales, más que nada como medios de corroboración. Otras veces uno parte construyendo una maqueta rápida con materiales que tiene en la oficina, otras veces parto desde un detalle constructivo, y otras se parte desde donde quedó un proyecto pasado. Soy bastante escéptico del proceso lineal de la arquitectura, trabajo más que nada a través de la prueba y error. El método de proyectar arquitectura, por lo menos en mi caso, no tiene nada que ver con una especie de método científico sino más bien como una composición musical, que es mucho más circular, se vuelve sobre sus propios pasos una y otra vez hasta que uno queda satisfecho con el resultado.
¿Si tuvieras que elegir un material para trabajar cuál sería?
Afortunadamente me ha tocado trabajar con madera, acero, ladrillo, hormigón, paneles, y cada material posee sus propias lógicas. Lo importante es trabajar con ellas y no contra ellas. Siempre parto un proyecto sabiendo con que material voy a construir, eso es indispensable porque eso determina las decisiones y grados de libertad con las que uno proyecta. Esa decisión en ningún caso es personal, o por lo menos en mi caso nunca lo ha sido; más bien se debe a circunstancias ajenas a uno, como lo son el presupuesto, el lugar, el cliente, la mano de obra, etc. Así la materialidad como una variable que no controlo pero desde la cual debo trabajar responsablemente. Así que, en resumidas cuentas, no tengo un material predilecto, ni tampoco lo deseo.
¿Qué es lo que más valoras en un diseño? Forma, función, materiales, peso…
Nunca me lo había preguntado. Considero que un buen proyecto debe hacer frente a un diverso número de variables de diversa naturaleza, las cuales repercuten en este, como lo serían la gravedad, el lugar, el clima, la topografía, el presupuesto, el cliente, la materia, y un largo etcétera, así que valoro mucho la unidad de una obra de arquitectura. Una buena obra debe hacer frente a esa diversidad sintetizándola y traduciéndola en arquitectura. Cualquiera puede responder a cada variable de manera aislada pero se requiere cierta experticia para traducir todas esas variables en un gesto sintético y simple. Y para lograr eso se requiere mucho trabajo, no hay atajos.
¿Qué proyecto de todos los que has hecho, recuerdas con más cariño?
Cada proyecto es desafiante a su manera y me gusta eso. Te evita responder siempre de la misma manera. Soy malo para atribuirle valores humanos a la arquitectura, así que no creo que la palabra sea “cariño”, pero recuerdo de manera muy especial la Casa en Molco, construida en Villarrica. Para acortar la distancia que significaba construir en el sur de Chile, lejos de la oficina, lo que significaba que no podría tomar decisiones en obra como lo había hecho hasta ese entonces, me vi forzado a que todo debía salir decidido y dibujado desde la oficina. Esto me adentró en un mundo, hasta ese momento inexplorado para mí, que fue el de los detalles. Desde ese momento tengo la obsesión de dibujarlo todo. Todo debe funcionar y encajar como un engranaje de reloj suizo. Recién ahí entendí ese famoso aforismo que dice “Dios está en los detalles”.
Tu trabajo ha sido publicado en diversas revistas internacionales de Alemania, Croacia, Rumania, Holanda, Argentina, etc… ¿Cuál crees que ha sido la característica principal de tus proyectos que ha llamado tanto la atención?
Me gustaría pensar que se debe a que son buenas obras de arquitectura porque la obra no se agota en la mera respuesta a un programa funcional o a una condición estética, sino que trasciende estos aspectos. Los proyectos responden a una idea que por una parte sintetiza las complejidades propias de la arquitectura, y que, a la vez, es una idea racional que responde con arquitectura a cuestiones no arquitectónicas, propias del sentido común. En este punto es importante la gestión de José Luis Uribe, profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca, quién es el gestor de que la obra sea publicada en el extranjero.
¿Nos podríais decir en qué proyectos estáis trabajando en estos momentos?
Hoy me encuentro proyectando una casa patio, que es la casa más grande que he proyectado hasta ahora, y una pequeña casa de madera en la cordillera. Es estimulante pasar de un proyecto relativamente grande de hormigón y acero, a uno de madera y con un presupuesto muy reducido. Además me encuentro construyendo una casa, obteniendo los permisos de un pabellón escolar y en la etapa final de un paseo urbano.