La Mole y su simbología compartida con la del design in progress
La Mole, la Fiat, el Instituto Europeo del Diseño, la Moda y su afán transversal por integrar disciplinas vinculadas al arte, el diseño industrial, la arquitectura y el urbanismo sostenible erigieron a Turín en 2008 en la primera Capital Mundial del Diseño designada por el ICSID (International Council of Societies of Design). Esta semana, en The Decorative Surfaces nos acercamos a los principales emblemas del diseño de la capital del Piamonte, los de entonces y los de ahora.
En 2008, Turín venía de celebrar con éxito los Juegos Olímpicos de invierno de 2006. Una ciudad tradicionalmente encerrada en su capacidad y músculo industriales, consiguió acoger en su seno a delegaciones internacionales y cumplir con muy buena nota el reto. Hasta tal punto que, desde entonces, la capital ha apostado por la renovación, la reinvención y la evolución hacia retos más abiertos. Algunos la catapultaron en los primeros albores del siglo pasado hacia el protagonismo y hegemonía mundiales del estilo o el transporte.
¿Cuáles son los símbolos del diseño en Turín?
Así, 2008 significó el pistoletazo de salida a numerosos retos abiertos con el ya por entonces reinante desafío sostenible de la industria. Junto a la necesidad de reciclar, reutilizar y rehacer para que el planeta sostenga el desarrollo humano. Con esos mimbres, Turín consiguió ser la primera ciudad Capital Mundial del Diseño. Con la evolución registrada en los últimos doce años desde que lo fue, se puede decir que Turín ha conseguido salvar con su impronta los retos que concentraron la atención mundial del diseño durante aquel 2008. Hoy, desde el balcón de 2020, analizamos los espacios emblemáticos que son y los que fueron. Así como también, los que han ido naciendo desde aquel entonces hasta ahora.
La sede del Instituto Europeo de Diseño
Nos detenemos como punto de partida en la sede del Instituto Europeo del Diseño (IED). Está ubicada en una zona residencial del centro de Turín desde 1989. La entidad ha sido catapulta de talento, innovación industrial y capacidad para acaparar proyectos visuales, de moda y comunicación con repercusión mundial. De hecho, las ramificaciones en forma de sedes que tiene en el resto del país, en España y en Brasil, han conseguido atraer cada año a numerosos estudiantes con capacidad de influencia tradicional proyectada a un futuro en clave empresarial.
El enclave, sin duda alguna, significó una buena excusa para que el ICSID eligiera a Turín la primera capital mundial del diseño. Como también su trayectoria industrial en contextos de reconversión con capacidad de liderazgo. Además del peso de la industria de la moda, del automóvil y ferroviaria, con emblemas como Pininfarina de testigo.
La Officine Grandi Riparazioni
Esa fotografía de partida con la Mole Antonelliana que todo lo ve y desde lo que todo se contempla en Turín como símbolo de la capitalidad, abarcaron un punto de partida sin retorno. El prisma del design in progress, no se detiene bajo un marco sostenible de desarrollo y de recuperación de espacios como la Officine Grandi Riparazioni (OGR). Esta antigua nave de reparación y almacén de trenes fue adquirida por la Fundación Caja de Ahorros de Turín (CRT), antes de ser demolida para transformarla en el centro cultural de referencia postindustrial en que se ha convertido desde su inauguración en 2013, cinco años después de la capitalidad y con la simbología transformadora que la cita propició en Turín.
Evocando a los ruin pubs de Budapest pero, bajo un concepto industrial maximalista y deconstruido, el centro alberga exposiciones y restauración diversa como hub. También sirve como punto de quedada ‘sigloveintiunesco’ para los turineses y para los turistas que buscan un rango distintivo de las ciudades que visitan. Una catedral de la historia industrial de Turín en la que se han invertido 100 millones de euros. Durante la crisis sanitaria de la Covid-19, también ha funcionado como hospital de campaña improvisado.
El Campus Einaudi
Del espíritu postindustrial de espacios singulares, nos acercamos al Campus Einaudi, obra de Norman Foster. Está considerado como uno de los 10 edificios universitarios más emblemáticos del mundo. Inaugurado en el mismo año que la OGR, y bajo la misma filosofía de reutilización nacida de la capitalidad de 2008. Este pulmón de talento ocupa las antiguas instalaciones de la compañía nacional de gas. Se sitúa muy cerca de la Mole, a la que, sin duda, sus casi 50.000 metros cuadrados le roban un trozo de simbología para ganar terreno como nueva referencia de la ciudad a los ojos internacionales.
Alberga y une las facultades de Derecho y de Ciencias Políticas. También abre nuevos espacios públicos en la ciudad y favorece la interacción social. Un complejo de cuatro plantas que apuesta por la arquitectura bioclimática. Se trata de un techo voladizo singular que estudia la proyección de la luz solar en profundidad para ahorrar hasta un 20% de energía. Asimismo, el campus es atravesado por un espacio verde a modo de “paseo filosófico”, y pavimento fotovoltaico para amortiguar los efectos de la contaminación y el polvo.
La Escuela Enrico Fermi
El paseo por el Turín del después de su capitalidad mundial del diseño y del design in progress culmina en la nueva Escuela Enrico Fermi. Esta fue inaugurada en 2019 después de que el estudio Turinés BDR ganara el Concurso Internacional lanzado en 2016 por «Torino Fa Scuola». Según sus arquitectos artífices –Alberto Bottero y Simona Della Rocca– en declaraciones a Neo2, “el proyecto es capaz de dialogar con el edificio existente y, además, revoluciona su función. Nuevos elementos espaciales, transparencias y adiciones reinterpretan la estructura original con el objetivo de abrir la escuela a la ciudad”. Así, la vieja escuela levantada en la década de 1960 como centro escolar al uso, es hoy un espacio nuevo. Sigue la nueva filosofía turinesa de reutilización y de apertura para todos los públicos. Se encuentra entre la antigua zona industrial de Lingotto y el río Po, al sudeste de la ciudad.
El legado de la capitalidad del diseño permanece, pues, en Turín. Y suma cada año una línea, una hoja de estilo para la arquitectura preexistente y su proyección en un futuro más cercano, más sostenible, más universal.
