Recientemente València (España) ha sido seleccionada como Capital Mundial del Diseño. Hablamos con Xavi Calvo, director estratégico de la candidatura, sobre qué objetivos se han marcado y qué puede aportar esta ciudad mediterránea.
Xavi, tras haceros con la capitalidad… ¿qué sensación tenéis? ¿felicidad? ¿tensión por la responsabilidad que supone?
Ambas cosas. Lo bueno de la ilusión es que siempre ha habido hitos que nos han mantenido súper vivos. El prepararlo todo, conseguir aliar a todo el ecosistema del diseño, instituciones… al final gran parte de la sociedad valenciana se ha implicado. El hecho de presentarnos, que nos aceptaran la candidatura, ser finalistas, la visita del jurado a València, ganar e ir a India a recoger la capitalidad… son cosas que han mantenido la ilusión muy viva. Pero la responsabilidad está ahí. La designación no es un premio, aunque en parte te lo tomas como un premio para lo que ha supuesto el diseño valenciano en los últimos 30 o 40 años, pero también hay una gran responsabilidad porque ahora hay que organizar el año. No es que somos la capital y ya está, sino que como decía Vicent Martínez (NdR. Diseñador y Premio Nacional de Diseño) hemos hecho lo imposible. Ahora toca lo difícil, que es llevarlo a cabo.
¿Cuáles han sido los ejes principales de vuestra propuesta?
Teníamos un problema y es que cada dos años se designa una ciudad capital y suele saltar de continente. De hecho siempre ha sido así. Es como en las Olimpiadas, hay una regla no escrita por la que no se repite continente para darle un carácter global. Nuestro problema es que en 2020 la capitalidad recae sobre Lille (Francia). Por ello lo que hicimos fue basarnos en el Mediterráneo para poner millas por el medio de su candidatura. Aunque es país vecino, su punto de vista enfocado al diseño es muy noreuropeo y el nuestro lo teníamos que diferenciar. Con el Mediterráneo llegamos a un discurso que es que tenemos una manera diferente de ver o de afrontar los problemas. No solo hablamos de países y ciudades bañadas por el Mediterráneo. Hay una latitud mágica, casi mística, en la que gente, por ejemplo de Lisboa, tiene la misma forma que nosotros de entender algunos problemas… hay ciudades que dan al mar que tienen una visión diferente sobre la inmigración o la sostenibilidad a cómo la ve un noreuropeo.
Seleccionamos una serie de valores como la sostenibilidad y cambio climático, igualdad y perspectiva de género, y otros elementos culturales, tradiciones y de deporte…etc. Al final con todo ello hilamos lo que es el borrador del programa para 2022. Nos vinieron muy bien estos pilares sociales y culturales para poder basar en ellos nuestra candidatura.
Parece que València con esta capitalidad se resarce de una losa de décadas. Siempre ha sido cuna y tierra de exportación de diseño, pero no ha contado con la popularidad de otras ciudades o regiones europeas…
Es una cosa muy nuestra, muy valenciana que no solo afecta al diseño. El no creérnoslo nos han llevado a no comunicarlo bien o a no ser conscientes de lo que tenemos. Cuando nos pusimos a hacer el dossier de la candidatura iba a ser de 100 páginas y acabó ocupando más de 500, porque nos pusimos a relatar todo aquello que no se había puesto negro sobre blanco antes. Casos como el cauce del río Turia en València (NdR. El actual Jardín del Turia, que cuenta con zonas de esparcimiento y deportivas, se creó en el viejo cauce del río de Valencia con diseños como el de Ricardo Bofill) es un caso de éxito impresionante que cualquier ciudad que se sabe vender lo habría explotado mucho más en los últimos 40 años. Cuando hemos contado estos casos fuera, la gente se ha quedado muy sorprendida. Estamos llenos de casos de éxito que no nos acabábamos de creer, y al final esta candidatura ha de ser un ejercicio de amor propio y demostrar al mundo todo lo bueno que tenemos. Eso no quiere decir que seamos los mejores del mundo en algo, lo que queremos es mostrar que nosotros somos todo eso.
Para mucha gente, sobre todo para el consumidor, parece que el diseño es algo abstracto que no se sabe a veces ni definir… Pero el diseño aporta valor a la economía, a las sociedades…
La losa que nos tenemos que quitar es la visión frívola del diseño. En los 80 hizo mucho daño el denominar a todo “de diseño”. Todo eran “cosas de diseño”, para decir que era caro o era inútil. Ahora estamos empezando a conseguir que el discurso del diseño como una herramienta útil para la economía empiece a calar. Esto está siendo gracias a que los políticos están captando ese discurso. Cuando el alcalde València en Hyderabad (India), al recoger el testigo de la capitalidad, dice literalmente que el diseño es una palanca de cambio para la innovación en las ciudades, está dando todo un ejemplo tanto a otras ciudades como a empresas. Al final lo que hemos escogido para explicárselo a los políticos es el modelo empresa, trasladándolo a las ciudades: Cómo el diseño puede estar dentro de las ciudades para mejorarlas, para aplicar estrategias de diseño a urbanismo, arquitectura, comunicación… o al tema burocrático también. Porque el diseño cuando entra en una empresa de muebles no supone solo que las piezas ahora son de diseño. Se introduce a nivel estructural, rediseñando los procesos para que una madera se convierte en una silla. Ese ejemplo de industria se traslada a la administración y las ciudades.
¿Qué supondrá para València y España este nombramiento?
Al final es ser foco de talento. No está entre nuestros objetivos generar turismo, aunque evidentemente tendrá un impacto en número de visitantes y está más o menos cuantificado. Pero con el eje del Mediterráneo y los valores antes señalados podemos explicar por qué aquí el diseño es diferente y convertir València en foco de talento, para que venga gente y sobre todo para que se fijen en lo que ya hay. Va a ser muy productivo en el ámbito industrial y en el sector del diseño.
¿Qué vais a ofrecer? Hasta entonces, ¿habrá algún tipo de actividades?
El objetivo oficial es un programa de eventos para 2022. Todos estos valores de medio ambiente, sostenibilidad, igualdad, deportes, fiestas… irán asignados a un mes del año. Las exposiciones, conferencias, actividades girarán en torno a estos temas. Es nuestro primer borrador y en los dos años que quedan lo iremos concretando junto a la Organización Mundial del Diseño. Es el objetivo principal, pero también tenemos otro objetivo paralelo, que será el legado que quedará: utilizar Valencia como experimento, como un prototipo, mostrar cómo el diseño puede mejorar una ciudad. Es lo que va a permanecer después de 2022. Y viendo que tras un año la administración ha interiorizado este discurso, creo que vamos por muy buen camino.