Hace años era impensable llegar a casa y tener el temporizador encendido, calentado el hogar. Las familias tenían dos opciones. Por una parte, vivir un rato en el domicilio con temperaturas cercanas a las de la calle. O bien, dejar algún calentador encendido con el consiguiente gasto de electricidad. Pero desde hace un tiempo, ha surgido una solución a esta leve incomodidad. Ahora existen temporizadores que se pueden poner en marcha de manera telemática para que trabajen antes de que lleguemos a casa.
Es un ejemplo reconocible del concepto “casa inteligente”, es muy probable que sea uno de los más populares porque fue de los primeros avances de la estandarización de Internet. El concepto de “casa inteligente” alude a tareas automatizadas y telemáticas tan simples como: cerrar la puerta, bajar las persianas, encender las luces, cambiar el color de las bombillas para crear diferentes estancias o vigilar a nuestras mascotas desde el trabajo. Pero en el futuro próximo su evolución será mucho más compleja.
¿Cómo serán las casas inteligentes del futuro?
Según los expertos, en una década pasaremos de encender y apagar las luces con la voz a la inmersión total en el Internet de las Cosas. Ayudadas por la inteligencia artificial, las casas inteligentes podrán aprender los hábitos de sus ocupantes y anticiparse a sus necesidades. Los avances en robótica también tendrán su aportación en la limpieza o en la cocina. Mientras que los nuevos sensores controlarán nuestro bienestar emocional. La idea central es que las casas recopilen grandes cantidades de información para analizarla y actuar en nuestro favor. Nuestros hogares pasarán de ser una mezcla de dispositivos a espacios inteligentes.
Más seguridad y vigilancia
Según la firma de investigación IDC, los hogares invertirán parte del presupuesto en mejorar su vigilancia y seguridad. Estos dispositivos ocuparán el 22,6% del mercado de hogares inteligentes para 2023, según una estimación de la firma citada. IDC también estima un gasto del 15,4% en altavoces inteligentes y un 11.8% en equipos de iluminación.
El gasto en seguridad tiene una explicación sencilla. A medida que nuestros hogares aprendan de nosotros, mantenernos seguros tendrá más valor. Cada dispositivo conectado a Internet será objetivo potencial de los hackers. En los hogares inteligentes, no solo podrán acceder a nuestras cámaras. También podrán acceder al domicilio o recopilar nuestra información más sensible.
Conocimiento de los hábitos de los residentes
La previsión es que un gran número de avances tecnológicos impulsen la tecnología de los hogares inteligentes más allá de lo que conocemos. En la actualidad, los asistentes de voz informan de las noticias o predicen el tiempo con inteligencia artificial. En un futuro no muy lejano, estas plataformas podrían hacer de cerebros para hogares, aprender sobre sus residentes y coordinar todos sus dispositivos. Por ejemplo, la compañía Crestron, especialista en el Internet de las Cosas, trabaja en un software que rastrea los hábitos de una persona. Como, por ejemplo, la música que quiere escuchar al despertar o qué luces quiere por la tarde. Luego, una vez conoce al usuario, reproduce esa música y adapta las luces sin que nadie se lo pida.
Implicación en las tareas del hogar
Asimismo, los robots también desempeñarán una tarea esencial, más grande y compleja que la que ya hacen dispositivos como la Roomba. En el futuro, empresas de muebles robóticos como Ori Living fabricarán piezas que cambiarán según las necesidades del usuario. Por ejemplo, quitarán la cama cuando necesite el escritorio u ocultará el armario a la hora de cenar. Por su parte, la compañía Nvidia trabaja en un brazo robótico inteligente que actúa como un chef personal. Este artilugio permitirá cortar verduras y hasta ayudar a limpiar. En este tipo de dispositivos, las cámaras y los sensores ayudarán a evitar que dañe a un residente que va de camino a la nevera para tomar un aperitivo. Es decir, los dispositivos de la casa y las diferentes tecnologías deberían trabajar de manera conjunta e integral.
Ayuda para la salud
Las aplicaciones sanitarias también empujarán el horizonte creativo de las casas inteligentes en los próximos años. Por ejemplo, las cámaras y los sensores integrados en los frigoríficos sugerirán alternativas más nutritivas a las personas que, por ejemplo, buscan refrescos azucarados. Una tecnología similar se utilizará en los botiquines para verificar que los residentes han tomado sus pastillas. Y los sensores se colocarán incluso en los inodoros para testar posibles signos de enfermedad en los desechos de los usuarios. Eso no es todo. Según la revista Time, “una empresa ha presentado patentes para dispositivos que incluyen un espejo destinado a controlar la salud de los usuarios simplemente analizando su piel”. Por último, las casas tendrán sus propios sensores de salud que verifiquen problemas como daños por agua o plagas.
Contribución social
Además de estos avances, el profesor John Barrett, jefe de Estudios Académicos en el Centro Nimbus del Instituto Tecnológico de Cork en Irlanda, afirma en la revista Forbes que los dispositivos conectados no solo tienen una potencialidad individual. Su conectividad actúa en favor de todos a nivel social: “Posiblemente, el Internet de las cosas puede ayudar, si no para detener, al menos para mejorar algunas cosas como el calentamiento global del planeta. Si puede gestionar mejor la energía y aumentar la eficiencia energética, puede reducir el consumo de energía y, por lo tanto, el impacto en el medio ambiente, y tal vez evitar el calentamiento global o al menos ralentizarlo”.
“A mí me gustaría que el concepto “casa inteligente” fuera un hogar integrado en una comunidad inteligente más amplia”, afirma el experto. De ese modo, una comunidad de hogares inteligentes puede detectar que los niveles de agua están aumentando en una de sus partes. En ese momento, se difundiría una alarma a otras áreas de la comunidad y trazaría un mapa del aumento. Así predice el futuro y evita tener que evacuar. “Las cosas comienzan a formar una red que cuida a las personas”, dice.
