La importancia de la naturaleza se descubre en la medida en la que ésta ofrece al ser humano lo único que posee: la vida. Es por ello que la arquitectura del paisaje en torno a lo público, resulta un campo esencial para la ciudadanía. No obstante, esta tipología de arquitectura urbana se vuelve extensible a lo privado. Así, crea espacios que se configuran como el ensanche del alma de quienes los habitan.
Aparecen los espacios verdes, patios y jardines. Resultan ser una sublime muestra de lo funcional y lo estético, tanto en lo público como en lo privado. Un verdadero pulmón que ofrece oxígeno a lo cotidiano.
De la misma manera que los impresionistas del siglo XX mostraron su particular manera artística de considerar y reproducir de la naturaleza, surgen diseños de proyectos que parecen haber brotado de los propios jardines de Claude Monet. La luz, el agua y las flores, forman parte de el paisaje. Bien podría estar considerado una muestra artística a modo de grieta entre el ruido de lo urbano.
En The Decorative Surfaces realizamos un repaso por impresionantes proyectos de arquitectura del paisaje natural, deslizándonos hacia lo público. Son esos espacios verdes que parecen salidos de un cuadro o de una poesía romanticista, los que incluyen lo silvestre en la rutina y nos permiten encontrarnos con la vida.
High Line en Nueva York
Como una verdadera grieta de luz, el jardín urbano inspirado en Coulée verte René-Dumont se alza en Manhattan como homenaje a lo efímero y lo silvestre. A través de su vegetación surgida de un modo natural, se ofrece a la ciudad un halo de oxígeno en unas antiguas vías de ferrocarril construidas en 1930 a 10 metros de altura.
Este espacio abierto aporta energía a la escenografía urbana circundante, creando un intercambio asombroso a través de su estructura. Una muestra del disfrute del transeúnte a través de la estructura arquitectónica diseñada, son los enormes ventanales. Como si se tratara de una proyección cinematográfica, permiten a quien habita el lugar, descubrir otra perspectiva de la ciudad.
Quai Branly Musée, París
Formando parte de la estructura arquitectónica de la fachada, la vegetación brota ofreciendo un jardín vertical sublime. En Quai Branly Musée, lo natural no rodea, sino que abraza el edificio.
La fachada vegetal se combina con el vidrio. Crea así un tapiz artístico que forma la esencia pura del propio diseño. De tal modo los seres vivos que componen la estructura, crean diferentes texturas y cromatismos. Estos contrastan con la parte más industrial dedicada a los vanos, que fueron construidos mediante estructuras cuadrangulares que aportan solidez en contraste con la ligereza de la vegetación.
Morning Calm Garden, Corea
El sentido estético de la belleza coreana es el concepto que incuba este magnífico jardín que invita a la calma y el sosiego. Este jardín privado, considerado el más antiguo de Corea es, en realidad, un espacio artístico que permite combinar las formas asimétricas con lo curvilíneo de los seres vivos que se incluyen. A nivel arquitectónico el paisaje está estructurado por estructuras relacionadas con la cultura coreana. Respeta sus tradicionales morfologías en puentes elevados y túneles. Estos, junto con la horizontalidad que proporcionan las copas de los árboles, crean un aura realmente mágico.
El jardín como paisaje arquitectónico
A través de los anteriores jardines, se establece una conexión que invita al ser humano al disfrute y la contemplación. Y es que esta es la razón por la que existe una arquitectura basada en el paisajismo, una división entre el espacio abierto que desarrolla un imponente equilibrio visual. Una relación que surge desde la concepción de estructuras, para reunir diferentes formas y proporciones que son elementos clave que ayudan a fundirse con la vida.