Del mismo modo que el Land Art empleaba el paisaje natural como enlace con la obra, la arquitectura biofílica es el pretexto para adentrarnos en la naturaleza desde el diseño y construir de tal modo considerando el contexto circundante. La influencia que la morfología biofílica tiene sobre quienes habitan o transitan el lugar, demuestra la importancia que ésta ejerce sobre el bienestar humano, aportando la energía positiva que contribuye sin lugar a dudas a la mejora de la calidad de vida.
En The Decorative Surfaces hacemos referencia este tipo de arquitectura a través de Casagrande Laboratory. Es un estudio que trabaja con características muy particulares. La conexión humana con la naturaleza se consigue mediante la perspectiva biofílica. Esto permite acercarse a la necesidad de vinculación y conexión con la naturaleza.
Algunos de los grandes ejemplos que mantienen las características de acercamiento a la naturaleza a través de las formas, materiales y texturas, los encontramos en este estudio de arquitectura. Ubicado en Helsinki, ha realizado poderosos diseños donde la naturaleza irradia esa energía incandescente.
Lo natural como reflejo de la vida
Forest Temple, Lituania (2016) o Sandworm, costa de Wendine, Bélgica, son proyectos liderados por el excelente Marco Casagrande. Estos simulan una transformación completa de lo entendido como proyecto arquitectónico. Es a través de este tipo de estructuras donde se preserva a la arquitectura de un arte ambiental y orgánico. Este tipo de espacios creados por Casagrande contienen mucho más que una concienciación ambiental. Lo efímero es el punto neurálgico desde donde se desarrolla todo lo demás, pues es la vida misma funcionando. La naturaleza más pura y verdadera.
Fomento de la meditación postindustrial
Otra de las características propias de la arquitectura biofílica mimetizada con la propia naturaleza, es que la presencia de texturas, patrones y colores orgánicos, sea sublime. También que al mismo tiempo proporcione el confort térmico suficiente, optimizando los espacios a través de un enfoque humano. En The Big Bother House, en Red Shopping Center, (2019) todo lo construido sirve para establecer esa conexión con el entorno.
De este modo los materiales empleados provienen de desechos de otras construcciones. Acero corrugado, rejas, láminas viejas para techos, etc. Esto trae consigo que se establezca como un espacio que fomenta la meditación postindustrial. Donde los materiales se entienden como parte de la estructura, de igual manera que lo hacen los huertos y el cultivo de hierba circundante o emergente en cualquier hueco.
La relación del ser humano con la naturaleza como encrucijada
En todas sus obras, Marco Casagrande realiza un acto de concienciación extraordinario para el ser humano. A través de esa conexión con lo efímero, lo ajeno o lo incierto, la sostenibilidad se convierte en la herramienta de revolución necesaria para la subsistencia en el mundo tecnológico.
En Potemkin, Kuramata (Japón, 2003), se cumplen las mayores expectativas descritas como esenciales dentro de este movimiento. Situado sobre un basurero ilegal, se convierte en un templo postindustrial como si se tratara de una Acrópolis, necesaria para salvar las conciencias humanas de nuestro siglo.
La obra de Marco Casagrande se encuentra en lo limítrofe entre lo arquitectónico, lo mágico y lo artístico. A través de la inclusión de rituales, proporciona a todas sus estructuras el contenido adecuado para que el ser humano comprenda más allá de lo tangible.
Más allá de lo material y etéreo: la vida.