Arquitectura

Mármol, un aliado en la arquitectura en zona de terremotos

Por 14 diciembre, 2018 Sin Comentarios

Mármol Compac en un centro comercial de Asia

En la concepción de un edificio se tienen en cuenta una grandísima cantidad de variables técnicas y de contexto tanto social, como urbanístico y geográfico. En este último caso, de forma muy puntual, amenaza con una contundencia tal que socava la esencia de gran parte de esta disciplina y arte: crear una obra que perdure en el tiempo. Y tiene un nombre: seísmo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye entre sus  medidas de mitigación ante seísmos la creación de “códigos y normas de construcción de edificios a prueba de terremotos”, como uno de los elementos esenciales de prevención ante estas catástrofes que pueden provocar grandes pérdidas humanas, el colapso social y económico de poblaciones y la posterior necesidad de una rehabilitación integral de los espacios urbanos. La arquitectura, y el diseño de materiales, tiene por lo tanto en sus manos gran parte de la responsabilidad en la reducción de los daños. Además, la OMS entre los factores de vulnerabilidad apunta a  los asentamientos en zonas sísmicas, contar con una normativa incorrecta para la construcción, una gran densidad de edificaciones con altos índices de ocupación y la falta de sistemas de alarmas y de concienciación de la población.

Un caso paradigmático de país afectado continuamente por fuertes seísmos es Japón, que en 2011 sufrió su mayor catástrofe de este tipo, que provocó además un terrible maremoto que afectó a sus centrales nucleares. Más de 15.000 personas perdieron la vida en este cataclismo. Este es el terrible extremo de la afección de un terremoto a una población, pero en la cultura popular occidental también están grabadas a fuego las imágenes de oficinas niponas que se zarandean como el papel, proyectada como espectáculo por los medios de comunicación en sus informativos. Es una imagen muy conocida por su viralidad, impacto y curiosidad, pero que en realidad están mostrando cómo el país lleva décadas adaptado a estos golpes inesperados. Los edificios no colapsan, sino que se mueven de una forma flexible. La “culpa” la tiene que los japoneses se dieron en los años 50 del siglo XX una normativa específica, revisada posteriormente, y unos certificados para materiales que permiten su uso.

Pavimento con mármol de COMPAC The Surfaces Company

COMPAC The Surfaces Company cuenta con experiencia en este aspecto, con más de una veintena de proyectos en Japón, con el uso de diferentes colecciones de mármol en edificios de viviendas, el aeropuerto Internacional de Narita, la Universidad de Teikyo, el hospital de Yokohama o diversos centros comerciales.

La clave para que el mármol sea un material apto para construcciones potencialmente víctimas de terremotos son sus cuatro cualidades de origen. Así, cabe destacar su espesor fino, la ausencia de fisuras internas, su ligereza y sobre todo su flexibilidad. Y es que a la hora de emplear materiales en zonas de fuerte actividad sísmica, el mármol se muestra como un producto idóneo por su capacidad de soportar las torsiones de los movimientos de la tierra, adaptándose de manera natural a los juegos de tensiones que se dan a lo largo de la estructura.

Es clave para que, por ejemplo, grandes placas de este material no colapsen en las fachadas y que así no pueda acabar cayendo a la vía pública. Porque quizá la fotografía más llamativa de un terremoto sea el colapso total del edificio, pero en estas situaciones también se dan desprendimientos de grandes cantidades de material, o impactos de unas piezas de un edificio contra fachadas. Al respecto, cabe destacar también la gran resistencia del mármol a los golpes, soportando posibles fracturas.

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