Ilustración 1. El Metaverso permite diseñar ciudades enteras. Patrick Schneider Para Unplash
Estamos a un paso de vivir experiencias virtuales en un mundo de infinitas posibilidades. El Metaverso ya está aquí. Llevamos años escuchando cómo sumergirnos en un mundo paralelo, intangible, pero tan real como el medio físico donde vivimos. El ciberespacio se abre como un universo virtual ilimitado donde poder conectar e interactuar con otras personas en forma de avatares. No es un sueño. Es la experiencia inmersiva en primera persona. Una realidad cada vez más cercana donde las personas podrán vivir historias increíbles hasta ahora desconocidas. Tener la posibilidad de moverse y relacionarse en un entorno idílico. En un entorno con espacios que pueden ser copias de la realidad o maravillosos paisajes y escenarios imaginarios donde sean los protagonistas.
Muchas empresas ya se han interesado por el metaverso, poniendo en marcha una nueva era del cambio digital. De esta manera, han desarrollado sus propios espacios virtuales. En definitiva, sus propios metaversos. Firmas como Google, Nike, Microsoft, Amazon, Apple, Epic Games, Sony, Gucci, Balenciaga, Fornite, Meta o la española Zara han lanzado sus propios proyectos virtuales revolucionando la manera de vender y de comprar.
Ilustración 2 – Wilmer Martínez para Unplash
En este contexto de experiencia tridimensional y sensorial desde The Decorative Surfaces nos preguntamos qué futuro tiene la arquitectura en el Metaverso. Si ciertamente es una ventana que se abre a la posibilidad de crear. De llevar a cabo la creación y optimización de edificios y viviendas en un mundo donde la gravedad, las leyes físicas y los problemas medioambientales han dejado de ser una limitación.
El Metaverso. Una puerta a la arquitectura y el diseño
Para imaginarse el metaverso hay que despojarse de todo lo que nos rodea en el mundo físico. Es viajar de la mano de la realidad aumentada. Y, también, de la inteligencia artificial. Viajar a lugares nunca explorados, a espacios o entornos inalcanzables en la vida real. Adentrarse en aventuras espaciales. Viajar en el tiempo hasta las civilizaciones más antiguas y contar con libertad de movimiento por los escenarios más increíbles.
Es importante ser conscientes de que en el universo del metaverso se están creando ciudades y mundos enteros. Lugares donde el único límite es la propia imaginación de sus creadores. Unos espacios inmensos donde surge la necesidad de equiparlos. El metaverso es como un lienzo en blanco para los artistas. Un universo desierto y solitario que hay que dibujar, dar forma, rellenar y, de alguna manera, habitar. Es decir, proporciona una oportunidad y recorridos muy valiosos, capaces de traer consigo sorpresas y desafíos tanto a nivel de innovación como de diseño.
La continuidad y éxito del metaverso depende de los espacios que seamos capaces de crear dentro de él. Por eso, es necesario el diseño de una arquitectura imaginativa y creativa. Una arquitectura en forma de parques, oficinas, centros comerciales, viviendas, escuelas, edificios y todos aquellos espacios físicos que visten y embellecen una ciudad y su entorno.
Uno de los aspectos más destacables de este universo es que sus proyectos son únicos. Están protegidos con máxima seguridad para que no puedan ser duplicados, copiados o alterados. Es decir, se les proporciona a los compradores algo exclusivo, único y hecho a su medida.
Además, según numerosos estudios, las construcciones virtuales garantizan el trabajo de los arquitectos y diseñadores en el futuro, ya que el metaverso está considerado como el desarrollo inmobiliario más grande y de mayor movimiento de la historia. Esta tecnología, permitirá desarrollar la parte creativa de diseñadores y arquitectos que encontraban limitaciones relacionadas con la logística en el mundo real.
NFT y la Arquitectura. La realidad de los edificios digitales
Ilustración 4. La Realidad Virtual con avatares
En la actualidad, existen subastas y ventas inmobiliarias virtuales. Funcionan gracias a que hay compradores dispuestos a pagar una fortuna por alcanzar una parcela en el metaverso. Es lo que se conoce como el NFT y está revolucionando en estos momentos el mundo de la inversión.
Ilustración 5 – D5 Render
El NFT (Non Fungible Token) son las siglas en inglés para designar a un producto íntegramente digital. Considerado como único y original con un precio real y duradero, que no se puede modificar ni intercambiar por otro del mismo valor. Si lo extrapolamos a la arquitectura, existe igualmente este comercio digital.
El caso más conocido fue la primera casa virtual que vendió la artista Krista Kim, Mars House, como NFT por un valor de 500.000 dólares. Considerado el primer hogar del Metaverso donde esta artista diseñó una casa en medio de un paisaje digital e imaginario situado en el planeta Marte. Para este diseño, Krista Kim constó con la ayuda de un arquitecto y un software para crear videojuegos. El comprador y propietario actual de la casa recibió un archivo único que puede descargar en multitud de mundos inmersivos en 3D.
La primera casa virtual vendida a través del metaverso tiene un aspecto minimalista, con muros geométricos, colores de neón brillantes y muros transparentes.
Podemos afirmar que estamos ante una nueva forma de vender arquitectura. Una forma que nos abre un amplio abanico de posibilidades. Las ciudades virtuales se llenan de inversores inmobiliarios que no están dispuestos a dejar pasar la oportunidad de formar parte del metaverso.
Un claro ejemplo de ciudad virtual es ‘’Genesis City’’ creada en el año 2017 dentro de Decentraland. Esta ciudad virtual, la cual tiene una extensión comparable a la de Washintong D.C., está compuesta por 900.000 parcelas, las cuales se han llegado a vender hasta por un total de 200.000 dólares. Este es un claro ejemplo de que los NFTs se han abierto un hueco en la nueva forma de entender la sociedad.
El metaverso es el mundo digital donde todo puede existir. Las funcionalidades, como hemos visto, son infinitas. Seremos una sociedad más lúdica y conectada donde lo físico y lo virtual solo estarán separados por una finísima línea. Un largo camino de oportunidades que se abren para la arquitectura, la economía y el mundo del arte.
