Líneas limpias, formas geométricas simples, ausencia de adornos y ornamentos. Paleta de colores reducida, tonos neutros, luz natural y materiales que se mimetizan con la naturaleza. Así es cómo se muestra la representación minimalista hecha realidad en el arte de la arquitectura.
La simplicidad de este estilo habla un lenguaje concreto por sí mismo. Se centra en la eliminación de elementos innecesarios. Crea lugares funcionales y estéticamente atractivos para conseguir un equilibrio entre los espacios interiores y exteriores. Una arquitectura que brilla por prestar especial atención a la relación entre el edificio y el entorno. Además, con un objetivo único; lograr una sensación de tranquilidad y armonía en el espacio habitable.
Raíces del minimalismo
La corriente y energía minimalista Bauhaus, comenzó a vibrar y calar en el año 1930 en la mente del arquitecto alemán Ludwig Mies Van Der Rohe. Un artista que dejó de manifesto sus primeras ideas acerca de las formas del minimalismo. Lo hizo, durante su etapa de trabajo en la Escuela de Arte y Diseño de la Bauhaus en Alemania.
«God is in the details» o «Dios está en los detalles» fue una de las memorables frases del arquitecto. Quien, también, fue padre de la filosofía «less is more» o «menos es más». Una tendencia que empezó a ganar fuerza con la demostración de sus obras. Y, lo consagró, como uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX. Pionero de lo que hoy conocemos como arquitectura minimalista, Mies Van Der Rohe enfocó sus creaciones en la simplicidad, la claridad y la precisión en el diseño. Demostrando así, su habilidad para utilizar materiales modernos como el acero y el vidrio influyendo significativamente en la arquitectura moderna.
El lenguaje minimalista transformado en material
La arquitectura minimalista ejemplifica ciertas características de la forma, la luz, el espacio y los materiales. Todo ello, junto con técnicas como la reducción, la simplificación y la unificación. El enfoque está en crear espacios simples y limpios. Espacios donde los materiales se muestran sin adornos ni elementos superfluos.
El minimalismo no es solo un arte. Es un estilo de vida. Son estructuras que ofrecen bienestar espiritual, aportan libertad de espíritu y evitan el apego emocional a objetos y materiales. Permiten a los creadores dejar la menor huella posible en el entorno evitando que el consumismo se apodere de las personas que habitan en el lugar y reduce considerablemente la contaminación en el medio apostando por lo esencial.
Simplicidad en las formas y funciones
El lenguaje arquitectónico minimalista nos habla de simplicidad en las formas y funciones. Nos habla de revestimientos y acabados sencillos, de decoración con pocos detalles, de espacios abiertos e iluminados y de materiales de construcción simples y conectados con el entorno.
Un recinto de hormigón, dentro de otro recinto del mismo material con una visión entre cielo y tierra conectadas en armonía. Una construcción donde a través de la materialidad se busca la máxima integración en el paisaje. Así se presenta esta estructura que divide la planta baja en el hall de acceso y la zona pública de la vivienda, abierta al jardín y a la piscina. Un segundo nivel se materializa con morteros de cemento naturales, en su pureza gris, tanto el exterior, como en los pavimentos y la piscina donde el color lo marca la propia naturaleza que lo envuelve. Una maestría que fusiona acabados con texturas sencillas, luz natural que converge en una oda lumínica gracias a los vidrios. Una unión que converge en un todo.
La perfecta fusión entre el hormigón y el entorno es debido a su apariencia limpia y austera, así como a su durabilidad y resistencia. Resistente a los efectos del tiempo y el clima, se convierte en el material idóneo para la construcción de edificios minimalistas de larga duración. Este material implacable contribuye a la simplicidad y austeridad del diseño por su aplicabilidad en grandes paneles o losas que cubren grandes áreas de paredes y techos creando una sensación de solidez y continuidad en la estructura.
La finalidad del minimalismo vibra en todas sus expresiones y aplicaciones por lograr lo más complicado respecto a la materia, la simplicidad, estado que nos traslada a las emociones más profundas de paz y serenidad. Una ecuación perfecta donde llegar a un estado de relajación mental, a un lugar donde ideas fluyan, se sienta la libertad plena y se comprenda la verdadera esencia de la vida, ‘menos es más’.