El arco como elemento arquitectónico ha supuesto una manera de entender la construcción a lo largo de la historia. A través de diferentes estilos, conceptos y materiales, se ha conformado un lenguaje propio que ha conseguido traspasar lo técnico y caminar hacia lo estético.
Este tipo de cargas han permitido minimizar los esfuerzos de flexión gracias a su sistema de fuerzas. Ha seguido vigente y se convierte en la actualidad, en una gran tendencia en la estructura de proyectos contemporáneos.
Pero, ¿dónde introducir el arco para crear un proyecto con personalidad propia?
El estilo de líneas minimalistas que ofrecen muchos proyectos actuales, se combina con el arco a nivel estructural para ofrecer un mayor dinamismo visual. Así, el arco como solución arquitectónica en las fachadas, consigue aportar cercanía y proximidad. Resulta especialmente interesante para el comercio o la proyección de estructuras públicas.
Formando parte del paisaje urbano, el arco otorga la posibilidad de trazar un camino hasta el interior del espacio desde las fachadas. Por tanto, se trata de una solución arquitectónica que invita al tránsito y establece una comunicación visual con quien observa o camina.
En proyectos de fachadas de viviendas, el arco ofrece la sensación de amplitud combinándose con la textura de los materiales empleados en su construcción. Una perspectiva que le ayuda a conectar con el resto del espacio de manera sutil. De este modo, este elemento que podría asociarse a un estilo más clásico, consigue sobrepasar los límites del estilo con una marcada y lujosa estética.
En el interior de espacios, este elemento estructural aparece en la actualidad como una apertura entre diferentes estancias. Una intervención suave que puede responder a la carga propia de este elemento. O bien, incluirse como un mero elemento decorativo. El arco también es utilizado en la actualidad de manera creativa para permitir sensaciones visuales muy convenientes. A través de la inclusión de arcos en “falsas paredes” se crea la ilusión de doble espacio. Así, permite ofrecer a la estancia de una sensación de mayor profundidad. De esta manera, el material más habitual para la creación artificial de arcos interiores suele ser el yeso. Ofrece un acabado perfecto, en cualquiera de los casos.
Estilos clásicos, rústicos y coloniales
Este cotizado elemento arquitectónico es propio de estilos clásicos, rústicos y coloniales. Sin embargo, debido a la tendencia ecléctica de hoy en día, incluir arcos como elemento decorativo puede resultar muy acertado. Icluso convirtiéndose en el ornamento principal de la estancia. El arco como elemento de decoración, no responde a una estructura necesaria donde las fuerzas tengan que responder a la división. Sino que la creación de este tipo de arcos es puro esteticismo.
Incluir arcos de manera artificial para decorar un espacio, también puede ayudar a dividir las estancias interiores de modo original. Y, al mismo tiempo se aprovecha el recorrido de quien circunda y habita. Incluyendo arcos artificiales, se dará a la estancia una sensación de haber sido rehabilitada, con el encanto y la magia que eso conlleva.
La apertura de vanos en forma de arco también se sitúa en grandes ventanas. Permiten que la entrada de luz natural, impregne un interior de calidez y tranquilidad. Además, esta solución de incluir morfologías arqueadas en tabiques, paredes y ventanas, potencia los sistemas energéticos sostenibles, la eficiencia energética y el sistema de ventilación.
Uno de los aspectos más interesantes de este elemento es la fluidez con la que se responde a las diferentes estructuras donde es incluido, provocando también la sensación de espacio abierto, al mismo tiempo que responde a una estructura técnica necesaria en algunos casos.
Las diferentes formas del arco pueden ayudar a aumentar sensaciones más concretas, por ejemplo, en función de la cantidad de luz del propio arco. Es decir, la amplitud existente entre los dos muros laterales. De este modo, un arco demasiado rebajado puede tener una mayor amplitud entre sus muros lo cual, creará un efecto visual más horizontal, frente a un arco apuntado el cual, alargará el espacio.
La recuperación del arco en proyectos arquitectónicos.
Resulta evidente es que el arco ha sido recuperado para formar parte de un estilo cautivador de corte rústico y clásico, pero también para unirse al puro minimalismo de tendencia elegante y pulcra.
Un ejemplo del modo en el que el arco es empleado de manera elegante, lo encontramos en la casa Bewboc, de Fabian Tan Architect. Este proyecto está situado en un área suburbana en Kuala Lumpur, Malasia. Se mantiene una estructura arqueada provocando una sensación de extensión del espacio habitable. Esta comunicación constante se refuerza a través de exagerados arcos. Y, además, se refuerza con la inclusión de dos puertas que implican una apertura al jardín. Así, se crea una comunicación entre los espacios muy interesante. De este modo, en casa Bewoc se establece un juego de luces dentro de una estructura pesada gracias a la morfología abovedada de la estructura.
Otra manera de incluir estas estructuras curvadas dentro de proyectos arquitectónicos contemporáneos, se encuentra en el estado de Oaxaca, México: la Casona Sforza. Está diseñada por el arquitecto mexicano Alberto Kalach. En ella se aprecian volúmenes exteriores en forma de bóveda. Estos, crean una sensación de continuidad amable a nivel visual y con el propio entorno circundante. Estas bóvedas de cañón corrido facilitan la propia altura del edificio. Y, al mismo tiempo, invita a una correcta y sostenible circulación del aire.
Con estos dos ejemplos se puede apreciar el modo en el que un elemento estructural significativo se transforma en la actualidad para otorgar sensaciones concretas. Sensaciones que permiten conectar el proyecto con su esencia. Arcos y bóvedas que aparecen en todo tipo de proyectos. Donde más allá de la función, simbolizan y crean un movimiento necesario. Una comunicación visual entre la arquitectura y el ser humano.