Es posible que, de todos los medios de transporte públicos, el tren sea el más singular de todos. Por la relación entre el espacio a transcurrir y el tiempo que transcurre. La particularidad del tren se extiende hacia el ritmo frenético de su ajetreo. Un vaivén continuado en el que quien lo habita, siente una sensación de pausa. Un espacio delimitado en el que se ralentiza el tiempo, se dilatan las historias, las emociones. Un transporte para irse, perderse y encontrarse de nuevo.
Y si lo consideramos en la arquitectura que lo circunda, encontraríamos en las estaciones el alma que erradica las teorías de los no-lugares de Marc Augé. Lugares de paso que se convierten en identidad propia, conjunta y colectiva. Estaciones ferroviarias que, a lo largo de la historia, han comprendido el transporte de mercancías o personas. Pero también, que han significado un punto de inflexión revolucionario. La inclusión de una tipología arquitectónica concreta o el desarrollo y la inclusión de nuevos materiales como el hierro.
En The Decorative Surfaces proponemos algunas de las estaciones ferroviarias contemporáneas más impresionantes del mundo. Y es que a pesar de cómo este tipo de construcción contiene los edificios más bellos conocidos, la contemporaneidad de estos no-lugares nos invita a la reflexión del modo cambiante, adaptadas a unas necesidades actuales que se adecúan a la vida líquida de Bauman.
Estaciones ferroviarias. El lugar donde parte y termina todo
Tanto a nivel sociológico como estético, estos espacios han adquirido una importancia que ha sobrepasado su función técnica. Y es que, los lugares desde y hasta donde los trenes surgen, suponen un reto arquitectónico contemporáneo.
Acostumbrados a las grandes estructuras abovedadas, el metal o del hierro, estas estructuras se han ido desarrollando hacia lo contemporáneo en tanto que, su presencia ocupa un lugar importante de las grandes ciudades. La incómoda desviación de los humos de la revolución industrial, deja paso a la sofisticación actual y la experimentación en el diseño de este tipo de arquitecturas. Adquieren identidad propia, renovándose y alzándose para albergar el ir. Y venir tan propio de la vida.De la misma manera que las estaciones ferroviarias del siglo XX fueron una mirada al futuro, las contemporáneas también lo son porque se adaptan con nuevos materiales y estructuras a las nuevas tipologías ferroviarias, un medio que no ha dejado de avanzar.
Por la historia de este tipo de construcciones, muchas de las estaciones actuales, son en realidad remodelaciones y/o adaptaciones a la contemporaneidad de las alzadas en origen.
La creación de textura urbana en Rotterdam
En Rotterdam encontramos sin duda, un gran ejemplo de la arquitectura aplicada al sector del transporte ferroviario. Una remodelación que mira hacia el futuro de una ciudad de entrada a los Países Bajos, un halo europeo que se adecúa en fachada de las diferentes entradas mirando hacia sus respectivos barrios.
La Rotterdam Centraal Station (Holanda), fue inaugurada en 2008 y diseñada por Benthem Crouwel Architects y MVSA Architects. Esta estructura ordena al mismo tiempo que hace brillar su espacio circundante. La fachada principal de vidrio y madera con una gran cobertura de acero inoxidable, germina en movimiento visual natural hacia el centro de la ciudad, haciéndolo protagonista.El equilibrio creado a través de la estructura arquitectónica proporciona una sublime textura urbana, que se conecta con las vías sin perder atención en lo humano. Sin lugar a dudas, supone una auténtica adaptación a la contemporaneidad. Se integra y adapta para proporcionar a la ciudad de una identidad internacional.
Un halo de seguridad hacia el futuro en Marruecos
Habiendo hecho referencia a arquitectura que mira al futuro, no se podría olvidar la Kenitra Gare, en Marruecos. Un proyecto concebido como una auténtica joya que proporciona una identidad renovada al contexto urbano marroquí. Esta obra fue proyectada por la colaboración internacional entre las firmas Silvio d’Ascia Architecture (Francia) y Omar Kobbité Architecture (Marruecos). Inaugurada en 2019, este proyecto ha recibido el Premio Mundial de Arquitectura y Diseño.
Su proyección es más que una estación ferroviaria. Significa el compromiso por el espacio público, la cotidianeidad de la ciudad y la expansión poética de la arquitectura tradicional marroquí. Todo mediante la reinterpretación de un moucharabieh.
Como en el proyecto anterior, las dos fachadas de esta estructura miran con esperanza y de cara a dos barrios respectivos, equilibrando el paisaje y tejido urbano. Sin embargo, la verdadera atención se origina en su sobresaliente fachada principal. Compuesta por más de 800 bloques de concreto reforzado con fibra de alto rendimiento. La piel de todo el edificio se inspira de un modo poético en las composiciones geométricas tradicionales de la arquitectura islámica. A través también, de sus imponentes arcos. Esto, aplicado a la contemporaneidad, se convierte en un perfecto equilibrio entre luces y sombras que, junto a las transparencias, provocan un halo de seguridad hacia el futuro.Una mirada al futuro a través de Zaha Hadid
Se hace imprescindible mencionar la respuesta futurista por parte de Zaha Hadid en la nueva estación de Napoli Afragola. Su expansión sirve como descongestión urbana debido al incremento del uso de este transporte, que conecta, abraza, y acompaña a la ciudadanía.
Concebido como un puente público, este imponente diseño conecta y define las rutas urbanas de Italia. Lo hace mediante una pasarela que sirve de cobertura de ocho vías férreas convirtiéndose en un paseo principal para quienes transitan y habitan. Un camino que se estructura a través de la geométrica espacial, dando la bienvenida a través de sus dos entradas.
Su fachada es determinada a través de una composición en forma de costillas. Permite el rendimiento óptimo a través de elementos estructurales de hormigón curvado, que utilizan la última tecnología.
Son estas cuestiones arquitectónicas, la combinación entre la funcionalidad, lo técnico y el arte, las que sirven de pretexto para entender el alma de las construcciones ferroviarias, que se sumergen en el día a día de cada individuo. Convirtiéndose en unas construcciones cruciales en la estructuración urbana.